domingo, 21 de octubre de 2018

Apostacia en la musica cristiana


El engaño más grande de Satanás.

Mucho se ha predicado contra los falsos profetas, contra aquellos que usan la palabra de Dios para enriquecerse a costa de la fe y la necesidad de los creyentes. La santa palabra de Dios también nos lo advierte, que abría maestros conforme a sus propias concupiscencias, lobos vestidos de ovejas, infiltrados que llevarían a las congregaciones a prácticas apostatas y anatemas de la doctrina cristiana. (2a de Pedro 2:1-3). Hombres sin sentimientos que devoran a las ovejas, que implantan e imponen sus creencias y amoldan el evangelio a sus mundanos y demoníacos intereses. (Ezequiel 8).

 Pero toda la atención se ha puesto en las enseñanzas y las predicaciones desde los púlpitos y no se ha tomado en cuenta que desde la música se ha iniciado un plan satánico desde hace ya varias décadas para llevar a las multitudes hacia el descuido espiritual y por ende a la muerte y condenación eterna, y los jóvenes son el principal objetivo.

 Se sabe que los jóvenes son impulsivos, emocionales, inmaduros y que les gusta probar cosas nuevas, experimentar cosas diferentes a las ya conocidas. Es así, que pensando en esto las huestes satánicas pusieron en marcha su plan maestro. La música era el medio perfecto para atrapar a la juventud cristiana, cautivar sus sentidos y llevarlos lenta y sutilmente hacia una muerte espiritual segura, hacia a la apostasía y de esa manera engañar a la Iglesia en general e infiltrarla con música apostata, que propaga toda clase de enseñanzas y mensajes, menos sana doctrina.

 Los profesionales de la música saben que puede usarse como un medio de manipulación mental, que la música puede ser incluso más poderosa que una droga y llevar a la mente humana a un éxtasis sobrenatural solo escuchando música. Existen estudios científicos que comprueban que la música puede ayudar en el tratamiento de ciertos padecimientos, mediante la manipulación del subconsciente, de allí que existan las musicoterapias. El enemigo lo sabe y es así que puso su plan maestro en marcha.

 Las huestes espirituales comandadas por el diablo saben perfectamente que un cristiano que no ora, que no ayuna, que no lee su Biblia, es fácilmente manipulable y moldeable, de tal manera que, la música se convirtió en un medio eficaz para  apartarlos de la oración, del ayuno, de la lectura bíblica, incitar sus emociones, sus sentidos carnales y llevarlos a multitudinarios conciertos “cristianos” donde sin ellos saberlo y llevados por sus emociones, fornicarían espiritualmente con los demonios. Sí, así es, lo que sucede en los conciertos y en estos eventos musicales, donde hay grandes escenarios, luces multicolores, música a altos volúmenes, donde la guitarra eléctrica, la batería y la música electrónica son los actores principales, huestes espirituales descienden y aberrantes demonios emergen del infierno para fornicar con todos los presentes, convirtiéndose aquello en una terrible y abominable orgia espiritual. Ahora los estadios y las arenas repletos de almas descuidadas, atrapadas en las carnalidades del infierno, “saltan y gritan de júbilo” deseosos de ver a su artista favorito y “saltar para Cristo” al ritmo de las “alabanzas” del momento.

Que decir de las Iglesias donde se entonan estas “alabanzas”, escritas por hombres inicuos, amantes del dinero más que de Dios, adúlteros, fornicarios y llenos de demonios y que ahora también las escriben softwares informáticos. Pasa lo siguiente: una gran serpiente llena el escenario (lo que antes fue un altar para Dios) envolviendo a los músicos y coristas, y una mujer vestida de un elegante vestido y lleno el cuerpo de exuberantes adornos, alhajas y collares toma posesión del escenario (Jezabel) y empieza el espectáculo. Lenta y progresivamente las Iglesias van perdiendo el interés en la oración, se vuelve más difícil estar de rodillas, se pierde interés en el ayuno, y ya no se practica la lectura bíblica devocional y personal; ya no hay bautismos con espíritu santo y las sanidades son mucho más escasas. Se limita el actuar del Espíritu Santo poniéndole límites de tiempo acortando la bendición. La mente y el corazón se entenebrecen, ya no se distingue entre lo santo y lo profano; la Iglesia ha caído en el descuido espiritual.

 Y así es, tal cual, el diablo y sus demonios lo lograron, la juventud está ausente de las veladas de oración, desconocen la palabra de Dios, no tienen intimidad con Dios, no practican la oración y mucho menos el ayuno. Ya no se santifican, toman con ligereza la doctrina, adoptan las modas de sus artistas favoritos, quieren cantar, vestir y tocar como ellos; se han vuelto imitadores de los amigos del mundo, la fornicación espiritual y carnal es lo de hoy. Hoy, la moda es ir a los estadios, a las arenas y a todo lugar donde se presente el “salmista” o el “grupo de alabanza” de su gusto, tomarse fotos y subirlas a sus redes sociales. Vivir la vida cristiana de manera descuidada y liberal es lo de hoy. Ya no importa como vistas, si te pintas o no el cabello, si usas ropa más ajustada, si te maquillas, si usas zapatos más sensuales, eso es lo de menos, hay que estar a la moda, al fin que lo que a Dios le interesa es el corazón.

 Y qué decir de los cantantes y las agrupaciones modernas del “ambiente musical cristiano” de nuestros días, de la creciente y fructífera farándula cristiana de hoy. Todos ellos viles imitadores del mundo, ciegos guías de ciegos, amadores de sí mismos, supuestos seguidores del Cristo pero que no reflejan en ellos el más mínimo temor de Dios. Muchos de ellos, fornicarios, adúlteros, drogadictos, alcohólicos, vanidosos, amadores de sí mismos, idolatras, adoradores del diablo, practicantes de ciencias ocultas, amadores del dinero y de la fama más que de Dios, irreverentes que enseñan al pueblo a sacrificar a los demonios. Hoy no se escriben cantos para agradar a Dios, ni se producen discos para alcanzar almas, eso es lo de menos, lo que importa es vender, ganar dinero, hacer fama, estar a la altura de las mejores producciones musicales del mundo. Hoy se organizan premiaciones idénticas a las mundanas, se participa de ellas, como los Gramys, los MTV Awards, etc. A esos músicos se sigue y sus cantos son los que se entonan en las iglesias. Letras vacías, sin ningún sentido espiritual, faltos de doctrina, que no conducen a ningún lado, sino al infierno, que excitan la carne y los sentidos, solo espectáculo y nada más.

Es tiempo ya de volver atrás, de volver a la sana doctrina, de retomar las sendas antiguas, dejar las malas prácticas espirituales. No demos ya más lugar al diablo, volvámonos a Dios. Él nos mandó que transformáramos al mundo, que lo influyéramos, pero sucede todo lo contrario, el mundo ha influido a la iglesia, la ha infiltrado y la Iglesia quiere parecerse cada vez más al mundo, se olvidó de que hacer amistad con el mundo es enemistarse con Dios.

La Iglesia no tiene una identidad propia musicalmente, ha imitado y copiado durante mucho tiempo lo que el mundo produce, como si en Dios ya no hubiera inspiración, como si la fuente se hubiera secado. El pensamiento hoy es que se debe modernizar las iglesias, que ya quedaron atrás los coros y los himnos que tanta bendición le dieron a la Iglesia, que eso es para los viejos, que hay que cantar “canción nueva”, “renovar” la alabanza. Basura es lo que consumimos, chatarra espiritual que solo engorda a las congregaciones y las aleja de la salud espiritual.

Dios reprenda al diablo y tenga misericordia de la iglesia, porque han profanado sus altares quemando incienso y perfume extraño, y tomando a la ligera el servicio a Dios en un ministerio tan importante dentro de la Iglesia.

Dejo un video que dara más luz sobre este tema.

La Santa Biblia

"Porque recta es la palabra de Jehová, y toda su obra con verdad hecha" Salmo 33:4 Biblia, viene de la palabra Biblos, qu...